Milton Del Moral Mdelmoral@ole.com.ar Nicolas Migliavacca Nmigliavacca@ole.com.ar
- | 22-05-2011
En apenas 32 minutos, Huracán complicó todavía más su negro presente: el equipo caía 0-2, los del Pincha cargaron, se armó una guerra y el partido fue suspendido.
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Los dos goles del Pincha y la pasividad de la defensa del Globo brindaron las razones para recrear el escenario final. Los visitantes se burlaban de los locales y saltaban para identificar a los que se iban para la B. El prematuro 2 a 0 los invitaba a una goleada. Los organizadores estaban enterados de una potencial suspensión intencional de los hinchas de Huracán y de la sugerencia por modificar la hora de comienzo. Oídos sordos, más reacciones necias. Y ya era tarde. En la Miravé estaban de un lado los hinchas locales y del otro un pulmón que lindaba con la tribuna visitante. La línea divisoria era un cordón policial. Desbordado o fácilmente vulnerado, los hinchas del Globo vencieron la débil resistencia y dentro del pulmón empezaron a increparse con la gente del Pincha. Mientras el partido seguía su curso, la barrabrava de Huracán pasó a la tribuna Miravé para comandar las acciones violentas. Arrojaron carteles de publicidad y poco más que tenían a su alcance, hasta que la tardía reacción policial empezaba a dispensarlos. Cerca de 750 efectivos destinados a controlar las expresiones agresivas y apenas supieron frenar una disputa que se solucionaba prohibiendo el ingreso al pulmón. En aquel momento, con el vacío de la barra en la popu, todo el Ducó se unió en un grito pasional: “Váyanse todos la puta que lo parió”. Y siguieron con cánticos haciendo foco a futbolistas y a Babington: “Jugadores la concha de su madre, a ver si ponen huevos y van para adelante” y “el que no salta en un Inglés”, que determinan cuál es el sentir genuino del hincha quemero. El audio de la gente se repetía mientras la Policía reparaba con manguerazos y palazos lo que pudo haberse contenido de antemano. Después, la atención se situó en los palcos, con puteadas para los dirigentes. Avispado, Babington no visitó el estadio. Pero la suspensión a los 32 minutos del primer tiempo no calmó la indignación. Cerca de 100 hinchas protestaron pacíficamente frente a la sede, cortaron la avenida Caseros y fueron reprimidos por la Policía. En total, el saldo dejó 11 heridos (seis en la cancha y cinco en la sede, uno por bala de goma) y un detenido. Fiebre de sábado.
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